Disciplina, un término en evolución, pero igualmente necesario en el aula

Un estudio publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a partir de los datos del último informe PISA señala que la disciplina mejora los resultados más que el número de alumnos por aula. Es más, en España el estudio no ha encontrado correlación entre el tamaño del aula y los resultados obtenidos.

 

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Ana Belén García Varela.

Tampoco afectan las extraescolares impartidas ni la cantidad de ordenadores que se pongan en clase. Sí influyen, para bien, el hecho de que los profesores no sean interinos y tengan un proyecto continuado en la escuela y que los directores tengan capacidad de liderazgo.

En esta entrevista la profesora del departamento de Ciencias de la Educación, Ana Belén García Varela,  aporta algunas claves sobre la disciplina en el aula.

- ¿De qué forma afecta la disciplina, o la falta de ella, al correcto desarrollo de la enseñanza en el aula?
-En primer lugar, es necesario comprender a qué nos referimos cuando hablamos de disciplina. Ya no podemos definir este término como lo habríamos hecho hace unos años. La sociedad ha cambiado y también la forma en que comprendemos las relaciones sociales. Por supuesto, ya no se trata de aplicar una disciplina mediante la que los estudiantes obedecen unas órdenes del maestro por miedo a un castigo, que es totalmente ineficaz. Cuando hablamos de la importancia de la disciplina en la escuela actualmente nos referimos a generar un buen clima de convivencia y respeto. A crear un buen clima de aula donde todos los estudiantes se respeten entre sí y también exista un respeto hacia la figura del maestro. La clave de este respeto es hacer a los niños conscientes de su responsabilidad; no se trata de asumir una norma por miedo a un castigo, sino porque me hago consciente de mi responsabilidad hacia ese hecho. Esta es la clave para construir una sociedad comprometida.
Otros problemas actuales, como el acoso escolar, del que conocemos cada vez más casos mediante la prensa, están relacionados con la falta de creación de este buen clima y con cómo estamos enseñando a las nuevas generaciones a resolver sus conflictos.

- ¿Qué otros elementos favorecen la obtención de buenos resultados?
-Otro de esos elementos fundamentales, bajo mi punto de vista, es generar contextos motivadores para el aprendizaje. Independientemente del debate sobre si los niños deben o no tener deberes para realizar en casa, deberíamos plantearnos el tipo de tareas que los niños realizan y cómo aprenden ¿Se sienten motivados por lo que están aprendiendo?, ¿Le dan sentido a los conocimientos que adquieren en la escuela?, ¿Seguimos dando prioridad solo a los contenidos o realmente hemos pasado a trabajar para el desarrollo de competencias en nuestros estudiantes? Afortunadamente cada vez más escuelas se unen a iniciativas de innovación en las que se rompe la estructura que considerábamos tradicional de la escuela basada en la memorización, y se da a los niños un papel activo en su propio aprendizaje. Estas metodologías favorecen que los estudiantes se impliquen más motivados en sus propios aprendizajes, trabajen en grupo mejorando la relación con sus compañeros, desarrollen competencias fundamentales relacionadas con la comunicación verbal y escrita o la búsqueda de información, tan importantes en la sociedad actual. Estas metodologías favorecen el desarrollo de competencias emocionales y de trabajo en grupo, frente a otras metodologías basadas en la competitividad que generan contextos de aprendizaje que no son inclusivos y generan conflictos entre los estudiantes.

- ¿Hay un perfil determinado de alumnos más susceptible a responder ante un clima disciplinario?
-En mi opinión, más que hablar de perfiles habría que centrar nuestros esfuerzos en la comunicación entre las familias y la escuela. Las normas no son algo específico de la escuela, sino que es algo que debemos trabajar también desde el ámbito familiar. Si conseguimos que tanto familia y escuela trabajen juntos en la construcción de estas normas, no tendremos problemas de disciplina. Los niños tienen que conocer y entender las normas para así poder cumplirlas. Desde que los niños son muy pequeños deben aprender que vivir en sociedad supone acatar unas normas a todos los niveles, no solo en la escuela.

- ¿De qué formas puede el profesorado fomentar o generar un ambiente de estas características? ¿De qué herramientas dispone para ello?
-Dentro de estos procesos de formación, cada vez más maestros se preocupan por conocer más sobre cómo desarrollar sus propias competencias emocionales y las de sus alumnos. Dentro de estas competencias emocionales, cada día se hace más importante el desarrollo de la empatía como clave esencial para crear un buen clima de aula. También es fundamental desarrollar la resiliencia de los alumnos de manera que aprendan a enfocar las dificultades que nos encontramos en la vida como una forma de crecimiento y superación, así como su capacidad de empoderarse y creer en sus propias capacidades personales.

 

Publicado en: Entrevista