¿Cómo se defiende el cuerpo de las enfermedades e infecciones?

En estos últimos meses, todos nos hemos preguntado alguna vez si nuestro cuerpo está preparado para defenderse del virus de la COVID-19. 

Antonio Martín Duce, Catedrático de Fisiopatología en la Universidad de Alcalá, explica cómo se defiende el cuerpo humano de lo que puede matarnos para el diario digital uah.esnoticia.

- Ahora que vivimos un momento en el que la opinión pública está muy preocupada por su salud y por el funcionamiento de su organismo, ¿Cómo se enfrenta nuestro organismo a las enfermedades y a las agresiones?

El cuerpo humano esta formado por una ingente cantidad de células en cuyo interior millones de moléculas, en perfecto orden y armonía, mantienen la vida. Todo ello, formando una compleja red de comunicación que, bajo la dirección del sistema nervioso, le permite advertir, prepararse, enfrentarse y, normalmente vencer a todos aquellos agentes, externos (bacterias, contaminantes…) o internos (mutaciones, enfermedades...) que comprometan su vida.

El cuerpo humano es una máquina extraordinariamente compleja, podemos decir que mezcla artesanía mecánica y desarrollo digital, todo ello con base en el ADN, auténtico manual donde se recoge la formación de las principales moléculas que van a ayudarnos a sobrevivir: las proteínas.

Nuestro organismo utiliza varios mecanismos de protección, como la vigilancia inmunológica, basada en células específicas de defensa como los leucocitos, principalmente los linfocitos y células fagocíticas, así como moléculas defensivas igualmente especializadas; todos ellos formando parte de la gran protectora de la vida humana como es la inflamación. 

El organismo también dispone de barreras naturales, a modo de murallas, como la piel, secreciones varias, etc. En otros casos, el tejido conjuntivo es el encargado de ayudar en esta lucha a partir de la cicatrización. Para lograr mantener activos todos estos recursos, es imprescindible un correcto funcionamiento de los órganos vitales (cerebro, corazón, pulmón, riñón, hígado, endocrinos, etc.), además de tener un suficiente aporte de agua, oxígeno y energía.

- ¿Cómo funcionan las mutaciones? ¿Cómo funciona el equipo de protección del ADN? 

Decimos que se produce una mutación cuando algo cambia en la estructura normal del ADN, desde una simple base nitrogenada hasta fragmentos completos de un cromosoma. Se puede producir en las células corporales no sexuales, con lo cual no se transmitirá a la descendencia, o en las sexuales y así tendremos las enfermedades hereditarias. Toda mutación implicará la formación de una proteína anormal y con ello el riesgo, nunca la seguridad, de enfermedad. 

Se calcula que cada segundo se producen 25 millones de divisiones celulares, solo el 10% de ellas para mantener nuestras cifras de glóbulos rojos. Pero, por cada 100.000 bases nitrogenadas que se incorporan al ADN, una es errónea. Esta situación conllevaría millones de mutaciones que harían imposible la vida. Afortunadamente el cuerpo tiene supervisores, como la proteína p53 o 'guardiana del genoma', que detiene el proceso de duplicación si detecta un error, y otras proteínas reparadoras, que eliminan la molécula defectuosa. Solo esto consigue reducir 100 veces los errores. 

La molécula de ADN tiene dos cadenas iguales. Esta duplicidad supone una seguridad pues, ante la mutación en una cadena, la otra servirá para mantener la secuencia correcta introduciendo la base correcta. En otras ocasiones, el organismo elimina directamente un fragmento de cadena y una proteína, la DNA polimerasa, se encarga de rellenar correctamente el hueco, siguiendo el patrón. Incluso cuando las dos cadenas están mutadas, el cuerpo puede cortar los fragmentos erróneos y empalmarlos, se perderán algunos eslabones, pero la cadena seguirá activa y correcta.

Finalmente, cuando se advierte que la reparación no va a ser posible, aún queda algo por hacer para defenderse, la apoptosis. Es decir, provocar la muerte de la célula dañada para que esta no se perpetúe y dañe al resto.

Por otra parte, como mas vale prevenir que curar, el organismo mantiene un estricto seguimiento de moléculas que facilitan las mutaciones. Un ejemplo son los antioxidantes que pone en funcionamiento para combatir a los conocidos y dañinos radicales de oxígeno.

- El organismo convive con miles de infecciones a diario, ¿Cómo lo hace? 

Antonio Martín Duce interior
Antonio Martín Duce

Realmente, el organismo no convive con la infección sino con los microorganismos, principalmente bacterias, aunque también virus, hongos y otros. La evolución ha permitido que, en parte, hallamos llegado a un acuerdo amistoso con múltiples bacterias y, a cambio de calor, humedad y alimento, es decir de unas condiciones ideales que encuentran principalmente en nuestro aparato digestivo, piel o vagina, nos facilitan la vida. Esta denominada microbiota sintetiza vitaminas, digiere la fibra y, sobre todo, lucha a nuestro lado frente a las bacterias agresoras compitiendo con ellas por el espacio o el alimento o directamente agrediéndolas.

Por otra parte, todos poseemos lo que se denomina inmunidad innata, que no es otra cosa que barreras naturales que poseemos para combatir la entrada o desarrollo de los gérmenes en nuestro organismo y por tanto la aparición de infecciones. Algunas de ellas son barreras físicas como la piel; químicas como el ácido del estómago; celulares, como los linfocitos o moleculares, como los anticuerpos. 

El cuerpo humano ¿Tiene otros mecanismos que sean capaces de llamarnos la atención acerca de un mal estado de salud?

Lo mas habitual es que el cuerpo nos avise de que algo está funcionando mal a través de los signos (manifestación objetiva de una enfermedad) y los síntomas (manifestación subjetiva).

Entre los primeros, cabe destacar, por su facilidad de diagnóstico, todos aquellos que acontecen en la piel, como sequedad, cambio de coloración o de temperatura…. Dentro de los síntomas, destaca sobre todo el dolor o el cansancio, aunque dependerán muchos de ellos del órgano afectado, náuseas o vómito si es el aparato digestivo; tos o disnea si es el respiratorio, etc.

En enfermedades graves, el denominado síndrome constitucional, formado por cansancio, pérdida de apetito y de peso, debe ponernos en alerta.

- Qué consejos recomiendas para proteger el sistema inmunitario? ¿Alguno en específico para la COVID-19? 

Realmente para prevenirnos del COVID-19 no hay tratamiento. Aunque parece lógico pensar que bajar de peso hasta cifras próximas al peso ideal, mantener la glucemia en la normalidad y la tensión arterial o evitar el tabaco son medidas saludables dados los factores que empeoran este cuadro, obviando la imposibilidad de actuar sobre la edad.

Respecto a la base fundamental de nuestra defensa contra los microorganismos, parece que llevar una buena dieta tipo mediterráneo, limitando carnes, alimentos procesados y fritos, dormir ocho horas diarias, reducir la ansiedad o el estrés y hacer ejercicio moderado a diario tiene diferentes efectos positivos sobre nuestro sistema inmunitario, ya sea aumentando la cantidad de linfocitos, reduciendo la formación de antioxidantes, el desarrollo del proceso inflamatorio o incrementando la microbiota o bacterias saludables, entre otras repercusiones.

- Ahora que vivimos un momento en el que la opinión pública está muy preocupada por su salud y por el funcionamiento de su organismo, ¿Cómo se enfrenta nuestro organismo a las enfermedades y a las agresiones?

 

El cuerpo humano esta formado por una ingente cantidad de células en cuyo interior millones de moléculas, en perfecto orden y armonía, mantienen la vida. Todo ello, formando una complejísima red de comunicación que, bajo la dirección del sistema nervioso, le permite advertir, prepararse, enfrentarse y, normalmente vencer a todos aquellos agentes, externos (bacterias, contaminantes…) o internos (mutaciones, enfermedades...) que comprometan su vida.

El cuerpo humano es una máquina extraordinariamente compleja, podemos decir que mezcla artesanía mecánica y desarrollo digital, todo ello con base en el ADN, auténtico manual donde se recoge la formación de las principales moléculas que van a ayudarnos a sobrevivir: las proteínas.

Nuestro organismo utiliza varios mecanismos de protección, como la vigilancia inmunológica, basada en células específicas de defensa como los leucocitos, principalmente los linfocitos y células fagocíticas, así como moléculas defensivas igualmente especializadas; todos ellos formando parte de la gran protectora de la vida humana como es la inflamación.

El organismo también dispone de barreras naturales, a modo de murallas, como la piel, secreciones varias, etc. En otros casos el tejido conjuntivo es el encargado, a partir de la cicatrización, de ayudar en esta lucha. Para lograr mantener activos todos estos recursos es imprescindible un correcto funcionamiento de los órganos vitales (cerebro, corazón, pulmón, riñón, hígado, endocrinos, etc.), además de tener un suficiente aporte de agua, oxígeno y energía.

- ¿Cómo funcionan las mutaciones? ¿Cómo funciona el equipo de protección del ADN?

 

Decimos que se produce una mutación cuando algo cambia en la estructura normal del ADN, desde una simple base nitrogenada hasta fragmentos completos de un cromosoma. Se puede producir en las células corporales no sexuales, con lo cual no se transmitirá a la descendencia, o en las sexuales y así tendremos las enfermedades hereditarias. Toda mutación implicará la formación de una proteína anormal y con ello el riesgo, nunca la seguridad, de enfermedad.

Se calcula que cada segundo se produce 25 millones de divisiones celulares, solo el 10% de ellas para mantener nuestras cifras de glóbulos rojos. Pero, por cada 100.000 bases nitrogenadas que se incorporan al ADN, una es errónea. Esta situación conllevaría millones de mutaciones que harían imposible la vida. Afortunadamente el cuerpo tiene supervisores, como la proteína p53 o “guardiana del genoma”, que detiene el proceso de duplicación si detecta un error, y otras proteínas reparadoras, que eliminan la molécula defectuosa. Solo esto consigue reducir 100 veces los errores.

La molécula de ADN tiene dos cadenas iguales. Esta duplicidad supone una seguridad pues ante la mutación en una cadena, la otra servirá para mantener la secuencia correcta introduciendo la base correcta. En otras ocasiones, el organismo elimina directamente un fragmento de cadena y una proteína, la DNA polimerasa, se encarga de rellenar correctamente el hueco, siguiendo el patrón. Incluso cuando las dos cadenas están mutadas, el cuerpo puede cortar los fragmentos erróneos y empalmarlos, se perderán algunos eslabones, pero la cadena seguirá activa y correcta.

Finalmente, cuando se advierte que la reparación no va a ser posible, aún queda algo por hacer para defenderse, la apoptosis. Es decir, provocar la muerte de la célula dañada para que esta no se perpetúe y dañe al resto.

Por otra parte, como mas vale prevenir que curar, el organismo mantiene un estricto seguimiento de moléculas que facilitan las mutaciones. Un ejemplo son los antioxidantes que pone en funcionamiento para combatir a los conocidos y dañinos radicales de oxígeno.

- El organismo convive con miles de infecciones a diario, ¿Cómo lo hace?

Realmente el organismo con quien convive no es con la infección sino con los microorganismos, principalmente bacterias, aunque también virus, hongos y otros. La evolución ha permitido que, en parte, hallamos llegado a un acuerdo amistoso con múltiples bacterias y, a cambio de calor, humedad y alimento, es decir de unas condiciones ideales que encuentran principalmente en nuestro aparato digestivo, piel o vagina, nos facilitan la vida. Esta denominada microbiota sintetiza vitaminas, digiere la fibra y, sobre todo, lucha a nuestro lado frente a las bacterias agresoras compitiendo con ellas por el espacio o el alimento o directamente agrediéndolas.

Por otra parte, todos poseemos lo que se denomina inmunidad innata, que no es otra cosa que barreras naturales que poseemos para combatir la entrada o desarrollo de los gérmenes en nuestro organismo y por tanto la aparición de infecciones. Algunas de ellas son barreras físicas como la piel; químicas como el ácido del estómago; celulares, como los linfocitos o moleculares, como los anticuerpos.

Publicado en: Entrevista