‘Cisneros y la Muerte’ una investigación del profesor Santiago Aguadé sobre la muerte y el testamento del fundador de la UAH

En este libro el historiador analiza la actitud del Cardenal Cisneros ante la muerte en el contexto de las crisis que sacuden a Europa, y, en concreto, a la Corona de Castilla, durante el período comprendido entre 1450 y 1550.

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Santiago Aguadé.

Según sus contemporáneos, dos rasgos muy marcados de la personalidad del Cardenal Cisneros fueron su temor a la muerte y su obsesión por controlarlo todo, que están estrechamente vinculados con dos de los grandes problemas a los que se enfrenta y que obsesionan a la sociedad de su tiempo: hacer cercano a un Dios cada vez más cuestionado y la pervivencia en el más allá que, para él, supone la pervivencia de su obra. El profesor emérito de la UAH aborda en su libro estos y otros aspectos.

-Profesor, este libro llega después de la lluvia de libros y de eventos organizados con motivo de la conmemoración del quinto centenario de la muerte del Cardenal Cisneros, en 2017 ¿Cómo surge la idea?
-Fue justo en ese momento cuando empecé a indagar en este asunto, a raíz de mi participación en un simposio. Después seguí trabajando sobre el tema, con la idea también de incluir y analizar el original del testamento de Cisneros, que no se publicaba desde el siglo XVII. El libro, por tanto, es fruto de un trabajo intenso de investigación que me ha llevado casi tres años.

-¿Qué significado tiene la muerte de Cisneros?
-Cisneros muere semanas antes de que estallase la Reforma de Martín Lutero (cuya intención inicial era reformar el catolicismo con el fin de retornar a un cristianismo primitivo) y su muerte es una muerte católica, y es muy importante que las personas que le rodean aquella noche insistan en que lo es. En ese momento se están generando el catolicismo y el estado moderno y los símbolos eran muy importantes. En aquella aciaga noche era crucial que se cumplieran todos los sacramentos de forma rigurosa y que esa muerte fuera un símbolo de cómo debe morir un sacerdote y de cómo debe morir un católico.

-Cisneros era un hombre preocupado por la muerte…
-Realmente sí. Y no solo por la suya propia, sino por la muerte en general. Hay una nueva muerte católica, que exige que el finado esté acompañado de un sacerdote y se cumplan todos los ritos, todas las normas. Cisneros quiere una muerte ejemplar, en una coyuntura en la que Dios es contestado. No podemos olvidar que la peste negra está haciendo estragos desde el siglo XIV y en ese contexto Dios no tiene buena prensa, la gente se pregunta dónde está Dios y cómo permite el dolor y el sufrimiento de niños y de desamparados. Eso provoca una contestación de Dios, una contestación de los poderes de la Iglesia. Hay debates sobre la supervivencia de la Iglesia… Frente a esa contestación hay un proceso de normalización religiosa, de establecer normas que aporten seguridad a los creyentes.
Por otra parte, él era temeroso de Dios, sabe que se va a morir y procura rodear su muerte de todas las garantías posibles. Quiere un sacerdote, quiere recibir todos los sacramentos, tener a su lado todas las reliquias que hagan falta…
Y luego tenemos que añadir que la imagen que tenemos de la muerte de Cisneros es la que nos ha llegado de los que lo rodeaban aquella noche, que tienen una idea muy clara de lo que deben y no deben decir sobre ese momento. Y ellos ofrecen una visión idealizada. Una visión que alimenta el mito de la santidad de Cisneros. El santo amo de la Universidad surge en ese momento de su muerte…
 
-El testamento de Cisneros también es un símbolo, profesor
-Hay que decir que el testamento de últimas voluntades de Cisneros, el de 1512, no se conserva. Lo que se conserva es el testamento legal que él hace cuando va a emprender el viaje hasta Roa, donde fallece el 8 de noviembre de 1517. Y ese testamento en realidad es una auditoría en la que se comprueba, codicilio a codicilio, manda por manda, si las obras católicas que él ha hecho durante su vida se han cumplido. Si las obras se han ejecutado, si el dinero se ha invertido… Él es promotor de lo que luego se denominaría el ‘testamento útil’, que recopila, más que las voluntades sobre su herencia, las acciones que el finado ha realizado a lo largo de su vida. En ese sentido, Cisneros crea una forma de morir nueva, y una forma de conectar la vida y la muerte de forma diferente, porque el mensaje es que no hay que esperar a la muerte para dar, sino hay que hacerlo en vida. Además, en este testamento él no hace suyas las obras que realiza, sino que se las atribuye a la misericordia de Cristo. Esto enlaza con las ideas de Martín Lutero, que lo que plantea es una supervivencia del hombre basada en la fe y basada en los méritos de Cristo. Cristo ha salvado con su muerte a los creyentes, y las obras de los creyentes pasan a un segundo plano. En la disputa entre fe y obras, gana la fe.

Publicado en: Entrevista