Aves migratorias, el misterio de un viaje de ida y vuelta

El pasado 12 de octubre fue el día mundial de las aves migratorias. Parece poca cosa para un día mundial. Sin embargo, no lo es porque los problemas que afectan a las aves migratorias conectan con problemas más generales, que implican al conjunto del planeta y, por supuesto, también a nosotros mismos.

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Salvador Rebollo.

En esta entrevista, el profesor de Ecología del Departamento de Ciencias de la Vida, Salvador Rebollo, habla de estas cuestiones para aclarar nuestra percepción sobre el asunto.

-Para empezar, profesor, ¿por qué migran las aves?
-Todos los animales tienen la necesidad de desplazarse porque las condiciones ambientales locales cambian constantemente. Algunos de estos cambios son periódicos y predecibles y los organismos han desarrollado la capacidad de anticiparse a ellos. Los desplazamientos más espectaculares son, probablemente, los movimientos migratorios. Las aves, por su capacidad de vuelo, llevan a cabo movimientos migratorios realmente sorprendentes, de miles de kilómetros. Las migraciones son desencadenadas por cambios estacionales que modifican la disponibilidad de recursos tróficos a escala local. Las aves se anticipan a estos cambios y migran hacia lugares complementarios, que tienen abundancia de alimento cuando los lugares de origen ya no lo tienen. Así, las aves europeas situadas en latitudes más norteñas (septentrionales) realizan una migración postnupcial en otoño hacia latitudes más sureñas (meridionales) del propio continente europeo o alcanzan el continente africano. El viaje se realiza en la dirección contraria en primavera, aunque normalmente no siguen la misma ruta. Debido a que la migración implica dos viajes, el día mundial de las aves migratorias también se celebra el 11 de mayo, que es la época de los viajes de retorno o prenupciales.

-¿Cómo se orientan las aves para realizar los movimientos migratorios de ida y vuelta de manera precisa?
-Los movimientos migratorios suponen una necesidad para muchas aves, pero también un riesgo. El primer problema a resolver es orientarse, disponer de un sistema de navegación. Una especie de brújula que les permita saber dónde están y dónde está el lugar de origen y de destino. Algunas aves migratorias nocturnas utilizan la posición de las estrellas como sistema de referencia. Los migrantes diurnos pueden utilizar los accidentes geográficos y las líneas de costa como referencias espaciales. El mecanismo de orientación más general parece ser, como en el caso de las brújulas, la detección del magnetismo terrestre, lo que permite a las aves migratorias conocer la posición relativa de los polos. Aunque el comportamiento migratorio tiene cierto componente genético, la navegación de las aves mejora con la experiencia y los individuos adultos se orientan mejor porque, entre otras razones, reconocen los lugares que ya han visitado y corrigen mejor las derivas debidas al viento.
Sin embargo, los problemas no acaban con saber orientarse. Las aves han de superar las barreras físicas que se encuentra en el camino, como los accidentes geográficos y topográficos, las grandes masas de agua marina y los grandes desiertos, como el del Sahara. Y continúan: las aves han de abastecerse de alimento y agua durante el recorrido, sortear a los depredadores, superar las inclemencias del tiempo y las enfermedades, reponerse del agotamiento, superar el miedo… Es una proeza. Algunas especies de aves pesan pocos gramos, entre 10 y 25 gramos, como nuestro dedo meñique, y resuelven con éxito todos los problemas que tienen que afrontar en una travesía de ida y vuelta de miles de kilómetros. Y aquí volvemos a conectar con el día mundial de las aves migratorias: un día para darnos cuenta que muchas especies animales necesitan nuestra ayuda para sobrevivir. No podemos ponerles más obstáculos que los que ya tienen de manera natural. Por ejemplo, los cables de los tendidos eléctricos ocasionan la muerte por colisión de innumerables aves migratorias, muchas de ellas migrantes nocturnos. La destrucción, fragmentación y degradación de los hábitats no les permiten disponer de zonas adecuadas de descanso y alimentación durante el periplo migratorio. La presión cinegética sobre las aves migratorias también debe estar bien regulada para evitar la sobreexplotación. En el caso de las aves migratorias todas las medidas de conservación deben ser internacionales, porque las aves atraviesan numerosos países y culturas, muchas veces pertenecientes a continentes distintos. Establecer estos tratados internacionales son un reto para los estados y las organizaciones conservacionistas.

-Los cambios que los humanos estamos haciendo en la naturaleza a escala global, ¿están modificando el comportamiento migratorio de las aves?
-Como hemos comentado anteriormente, las aves migran, principalmente, para garantizarse el suministro de recursos tróficos a lo largo del año. Las aves migran por pura necesidad, no es un viaje turístico… Los problemas que han de solventar durante el periplo migratorio son enormes, como hemos comentado anteriormente. Si la actividad humana altera el suministro estacional de recursos tróficos, el comportamiento migratorio se modifica. Un buen ejemplo es el caso de la cigüeña blanca. La proliferación de los vertederos, una fuente de alimento abundante y predecible, ha modificado el comportamiento migratorio de las cigüeñas en las últimas décadas, porque ya no tienen que desplazarse largas distancias para conseguir alimento. Los vertederos constituyen actualmente la principal fuente de alimentos para las cigüeñas y para muchas otras especies de aves. Es una fuente de alimento casi ilimitada debido a la cantidad de alimentos que desechamos diariamente. En otros casos, el cambio climático ha suavizado las condiciones climáticas del invierno en latitudes más norteñas y las aves migratorias encuentra suficientes recursos tróficos sin necesidad de desplazarse tanto hacia el sur en invierno. Algunas especies de aves, que eran invernantes comunes en la península ibérica, actualmente ya no lo son porque se quedan a pasar el invierno en latitudes más norteñas, más próximas a sus lugares de nidificación.

-¿La Península Ibérica juega un papel relevante en los movimientos migratorios de las aves europeas?
-La respuesta es muy clara, sí. En primer lugar, la península ibérica está situada en una posición privilegiada respecto al continente europeo. Su posición meridional permite la existencia de inviernos más suaves que permiten que muchos ecosistemas ibéricos produzcan recursos tróficos durante la época invernal. Muchas especies migratorias europeas seleccionan la Península Ibérica como lugar preferente de invernada. Los ecosistemas que acogen más aves invernantes son los humedales interiores y costeros, los sistemas fluviales, las dehesas, las campiñas atlánticas del norte, los sistemas agrícolas del sur, entre otros. Por otro lado, para las aves europeas que migran más hacia al sur y se internan en el continente africano, la península es una zona de paso obligatoria principalmente durante el viaje postnupcial (durante el otoño). La zona próxima al Peñón de Gibraltar concentra el paso migratorio de numerosas especies, especialmente de las aves planeadoras, que tienen dificultades para cruzar el mar Mediterráneo porque sobre el mar no se forman las necesarias corrientes térmicas. Por ello, las aves seleccionan para cruzar los lugares donde el brazo de mar es más estrecho, reduciendo así el riesgo de perecer ahogadas.
Debido a esta posición estratégica entre el continente europeo y africano, la política de conservación que se realiza en España es crucial para muchas aves migratorias. Debemos tomar medidas de conservación no solo para favorecer nuestras poblaciones de aves reproductoras sino para permitir la supervivencia invernal y durante los pasos migratorios de las poblaciones reproductoras de los países europeos situados al norte de España. Es una gran responsabilidad que debe dirigir la planificación de la conservación de la naturaleza en España. Debemos conservar los ecosistemas que sirven de reposo y alimentación a las aves migratorias y debemos controlar los obstáculos que ponemos a sus movimientos migratorios. Por ejemplo, debemos estar vigilantes para que la necesaria expansión de los parques eólicos en nuestro país, una fuente de energía renovable de indudable interés estratégico nacional, no represente nuevos obstáculos en la travesía de las aves migratorias europeas. Debemos evitar su instalación en aquellos lugares donde puedan generar impactos negativos elevados.

-Este año, el Día Mundial de las Aves Migratorias ha estado dedicado a la contaminación por plásticos… ¿Qué podemos hacer?
-Como todo el mundo sabe, existe una contaminación generalizada por plásticos. Desde las bolsas de basura hasta las partículas pequeñas de plásticos resultantes de su descomposición y que se denominan microplásticos. Los hay de todos los colores y tamaños. Las aves en general y las migratorias en particular los consumen confundiéndolos con posibles alimentos. Por ejemplo, las cigüeñas blancas y las garcillas bueyeras que se alimentan, por cientos las unas y por miles las otras en el vertedero de Alcalá, tienen un grave problema de consumo de las clásicas gomas elásticas castañas y marrones. Las aves las consumen creyendo que son lombrices. En el interior del tubo digestivo se forman bolas de goma que alteran el funcionamiento digestivo o incluso provocan la muerte del animal o de sus crías cuando intentan alimentarlas con las gomas… Nuestro modelo de consumo está generando montañas de plásticos en los vertederos y en los mares. Los plásticos y los microplásticos lo contaminan todo. Y aquí podemos retomar a la idea inicial, que los problemas de las aves migratorias conectan directamente con problemas más generales que afectan a todo el planeta y a nuestra propia especie y de los que somos los principales responsables. Por eso, efectivamente, hagamos todos algo práctico contra la contaminación por plásticos, reduciendo su utilización y favoreciendo su reciclado.

Publicado en: Entrevista