Atlas lingüístico diacrónico e interactivo de la Comunidad de Madrid (ALDICAM-CM), otro gran logro fraguado en la UAH

Se trata del primer estudio que recoge la historia del habla de una región (entre los siglos XIII y XIX) de forma dinámica e interactiva y está coordinado por el profesor de la UAH Pedro Sánchez-Prieto Borja.

 

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Delfina Vázquez y Pedro Sánchez-Prieto Borja.

La investigación, financiada por la Comunidad de Madrid y el Fondo Social Europeo, tiene como objetivo conocer la historia del habla de Madrid mediante 865 documentos, que son los que conforman, en este momento, el corpus. Mediante el atlas también se pueden reconstruir algunos aspectos de la vida cotidiana de este territorio a lo largo del tiempo. La investigación se ha llevado a cabo en fondos documentales de diferentes archivos madrileños (28 en total), como el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid o el Archivo de la Villa y los de las localidades de Alcalá de Henares, Hoyo de Manzanares o El Escorial, entre otras, así como de instituciones eclesiásticas e incluso de particulares.

En esta entrevista, toman la palabra el catedrático de la UAH y la doctora Delfina Vázquez Balonga.

-Profesor, ¿cómo surge esta iniciativa?
-La idea del ALDICAM surgió porque habíamos constatado que existían pocos estudios sobre el habla histórica de Madrid. El problema metodológico que se planteaba es que ya no podemos interrogar a los hablantes de otros siglos, por lo que nuestra guía han sido los archivos. Hemos recuperado documentos y hemos formado un corpus. La gran novedad es que nosotros podemos consultar ese corpus y proyectar directamente en un mapa los resultados de esas consultas. Hemos trabajado durante tres años y medio con un grupo multidisciplinar formado por investigadores del Grupo Cambio Lingüístico e Historia del Español (CaLiHE) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Grupo ARPADOC de la UCM y nuestro grupo de la UAH, el Grupo de Investigación de Textos para la Historia del Español (GITHE). También han colaborado con el proyecto los grupos de investigación Granatvum -Universidad de Granada-, Ciencias y Técnicas Historiográficas (UCM), Grupo de Lexicografía de la UNED (LexUNED), Recursos Lingüísticos en Red (UCM) y Paleografía, Diplomática y Cultura Escrita (UAH). Además, para el corpus informático tenemos la participación de la Universidad de Tokio.

-¿Qué aporta este estudio?
-Lo más importante es que ha salido a la luz, tras siglos escondida en los documentos, un habla popular de Madrid que se puede definir como tal. Y, por otra parte, también hemos puesto en evidencia que el patrimonio documental de Madrid es extraordinariamente rico, mucho más allá de lo que pensábamos inicialmente. En dos aspectos: en lo que se refiere al habla popular, porque hay instituciones, sobre todo benéficas, como la Inclusa, el colegio de San Ildefonso, el Refugio… que tienen una documentación muy rica de personas que carecen de no tienen un dominio pleno de la escritura y, así, nosotros vemos el nivel socio-cultural medio y bajo y, por otra parte, hemos recuperado escritos que proceden de un Madrid rural, en gran parte desaparecido. Es decir, que hemos recuperado parte de una cultura tradicional que está a punto de extinguirse y que se manifiesta en el vocabulario.

-¿Hay un habla de Madrid?
-Sí, hay unos rasgos característicos. Por ejemplo, hemos podido analizar vocabulario, que se da en la Sierra Norte, relativo a animales y a labores del campo. También hemos detectado algunas características fonéticas propias del habla popular, por ejemplo, la neutralización de la l y la r, que era más frecuente de lo que pensábamos; un posible seseo en la ciudad de Madrid en los siglos XVI, XVII y XVIII, entre personas poco habituadas a leer y a escribir… y también hemos visto algunas características del habla popular que coinciden con la literatura de Pérez Galdós.
Y hay palabras madrileñas: ‘chico’ es una palabra que, según nuestras investigaciones, es un madrileñismo; igual que ‘inclusa’, que procede de Nuestra Señora de la Inclusa, que igualmente tiene su origen en un cuadro que los tercios trajeron de Flandes, de una ciudad holandesa denominada Enkhuizen. Y, por influencia del francés ‘L’Écluse’, seguramente, llegó a ‘inclusa’.

-El estudio abarca varios siglos…
-La documentación más antigua de Madrid está registrada hacia 1200 y en Alcalá hacia 1247, pero es verdad que no hay mucha documentación medieval en esta zona. El grueso de la documentación es del siglo XVI y, desde luego, la eclosión de documentos se produce coincidiendo con el inicio de la capitalidad (1561) y el reinado de Felipe II.

-¿Y en qué tipo de documentos se localiza habitualmente el habla popular?
-Nosotros encontramos esa habla popular, sobre todo, en documentos de petición, escritos por personas que no están habituadas a coger la pluma y se ven obligadas a hacerlo para solicitar alguna cosa. Al fin y al cabo, las notas de abandono a la Inclusa, por ejemplo, son peticiones en las que se solicita que se reciba y se cuide al bebé. Son letras inhábiles, muy influidas por la oralidad,

-¿Qué utilidad va a tener este atlas?
-Muchas y muy variadas. El investigador se va a encontrar con un material muy rico, sobre todo en lo que respecta al habla de las capas más bajas de la sociedad, que hasta este momento solo se adivinaba en obras literarias de la época, como ya hemos dicho, pero ahora se observa en estos escritos autógrafos localizados en el archivo. Y hay otros aspectos, de carácter histórico, como el tipo de relaciones sociales que se producían en estas épocas, la labor de las instituciones benéficas, lo que denominamos ‘la administración de la caridad’, que pueden ser muy interesantes. Porque la imagen que tenemos de esta época es la del Madrid de los Austrias, y los documentos nos presentan otro Madrid, el de las calles en cuesta llenas de pobres y de inmundicias, y el Madrid rural y ganadero… Vemos también las costumbres populares, la religiosidad, la superstición…
También hemos detectado la utilidad del documento antiguo como forma de conocer el medio, un entorno ya desaparecido. Observamos cómo ha cambiado el clima, cómo se ha transformado el territorio. Por poner un solo ejemplo: en Leganés, el estadio de Butarque. En la documentación es ‘Butáraque’ y esa zona estaba llena de huertas, sembradas de pepinos y otras hortalizas. Ahora, a los seguidores del Leganés se les llama ‘pepineros’.

-El ALDICAM contará con una aplicación de acceso libre
-Sí, va a tener una aplicación que ya estamos terminando, en colaboración con la Universidad de  Tokio (Japón), que será completamente gratis y accesible. Una versión provisional puede verse pinchando aquí.

-Y, por supuesto, esta investigación va a dar para mucho más…
-Efectivamente, estamos ahora preparando un libro sobre las historias, las anécdotas, que hemos encontrado en los documentos, que puede ser muy atractivo para todos los públicos.

 

Publicado en: Entrevista