Aguas minerales: el gran secreto para potenciar el bienestar consiste en diversificar y no consumir un solo tipo o marca de agua

En esta entrevista, Carla Rocha, del IST/Universidad de Lisboa, colaboradora del grupo de investigación IberCreta de la UAH, habla de las aguas minerales naturales, de su ‘revalorización’ en el consumo actual y de sus diferencias con respecto al agua del grifo.

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Carla Rocha.

Carla Rocha tiene un reto apasionante en su tesis doctoral:  trata de determinar las características y el origen del agua mineral del manantial situado en las Termas de Cabeço de Vide, en el Alto Alentejo portugués, a menos de 1 hora de viaje desde Badajoz. Se trata de un agua mineral con unas características muy distintas a las que son habituales en la naturaleza, al presentar un pH superior al 11,5, lo que ha despertado el interés de la NASA. Para estos estudios cuenta con una Beca Doctoral del  FCT/SFRH/BD/105622/2015.
También colabora con el grupo de investigación IberCreta de la UAH y, de hecho, participó en la conferencia propuesta por este grupo en la última Semana de la Ciencia. Ahora, nos ilustra sobre un asunto que cada vez tiene más importancia para el consumidor: el consumo de aguas minerales naturales, una moda al alza.

-¿Qué distingue a las aguas minerales del agua del grifo que, en origen, también es mineral?
 -El agua mineral natural es distinta del agua mineralizada que, a su vez, es diferente del agua de abastecimiento público. El agua mineral natural, siguiendo la legislación europea, es aquella de circulación subterránea, bacteriológicamente apropiada, con características físico-químicas estables en origen, dentro de las fluctuaciones naturales, que puede resultar eventualmente favorable para la salud ¿Qué la distingue del agua potable común?: su pureza original o su naturaleza, caracterizada por el contenido de sustancias minerales, oligoelementos y otros constituyentes.
El agua mineralizada es un agua también apropiada para el consumo, pero que ha sido artificialmente enriquecida en sales minerales.

El agua de abastecimiento público, la que habitualmente conocemos como ‘agua del grifo’, puede ser de procedencia superficial o subterránea y ha sido sometida a un tratamiento para garantizar que sea bacteriológicamente apropiada para el consumo y para que contenga las sales minerales necesarias para nuestro organismo. Las aguas minerales naturales y las mineralizadas suelen llegar al consumidor envasadas, a diferencia de las aguas de abastecimiento público.
 
-¿Por qué cada vez tienen más prestigio las aguas minerales naturales y las mineralizadas frente al agua del grifo?
 -El agua mineral es cada vez más apreciada, además de por una cuestión de marketing,
por presentar de manera natural unas características composicionales propias que le permiten al consumidor elegir, a través de la información reflejada en el envase, la que considere más adecuada por sus propiedades mineralógicas, físicas o químicas. Por el contrario, el consumidor suele desconocer las características del agua potable proporcionada a través de la red de distribución pública a la que, además, se le incorporan artificialmente desinfectantes para que pueda ser consumida con seguridad.
 
-¿Qué hace de un agua mineral la mejor agua, qué características tiene que tener un agua mineral para que sea muy buena?
 -En principio no existe un agua mineral mejor o peor… todas son potencialmente buenas. Sin embargo, sus distintas características naturales las hacen muy variadas, por lo que algunas son especialmente recomendadas para determinados consumidores. Existen aguas con un pH algo más ácido (5-6), algunas más neutras (en torno a 7), y otras ligeramente alcalinas (8-9). Tenemos unas aguas ricas en sílice y otras en calcio o magnesio. Hay aguas bicarbonatadas, sulfatadas, sódicas, cloruradas… Su mineralización (residuo seco) también puede variar entre muy débil (<50mg/L), débil (500 mg/L), y muy fuerte (<1500mg/L), al igual que su contenido en gas carbónico natural.
Todas ellas son adecuadas para el consumo, que debe adecuarse a quien las toma. Por ejemplo, para un deportista, que tiene una estructura muscular que sufre grandes esfuerzos, resulta recomendable consumir un agua natural rica en magnesio y con una mineralización fuerte que le permita reponer los elementos que su organismo consume en gran cantidad.  A quien requiera una dieta menos energética le conviene un agua natural de mineralización débil o muy débil, al igual que a quien sufra de cálculos renales cálcicos, que debe beber un agua más rica en sílice y de pH más ácido. A las personas con problemas de acidez de estómago les es conveniente un agua más alcalina… En fin, cada agua mineral es potencialmente buena para determinado aspecto de nuestra salud, por lo que el gran secreto para potenciar el bienestar consiste en diversificar y no consumir un solo tipo o marca de agua.
 
-¿Recomendarías beber agua mineral en vez de agua del grifo?
-Como norma general no recomendaría consumir un agua en relación a otra. Si se ha cumplido la normativa sobre tratamiento y distribución de aguas, ambas son perfectamente adecuadas para el consumo humano. Lo que sí aconsejaría nuevamente, salvo en casos muy concretos, es beber aguas que contengan diferentes composiciones físico-químicas y que en su conjunto nos aporten todos los minerales que nuestro cuerpo necesita.

 

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