Adicción al teléfono móvil. Una preocupación de nuestro tiempo

Se ha convertido en un elemento imprescindible en nuestra vida cotidiana pero, como en otros casos, resulta complicado encontrar la frontera entre lo necesario y lo accesorio.

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Alberto Fernández Liria.

En esta entrevista el profesor de la UAH y director del Área de Gestión Clínica de Psiquiatría y Salud Mental del hospital Príncipe de Asturias, Alberto Fernández Liria, aporta sus reflexiones sobre este asunto.

-¿Qué es la adición a los teléfonos móviles y cómo puede afectar a nuestro día a día?
-Yo no creo que la adición a los teléfonos móviles sea un trastorno específico que tenga interés caracterizar por unos criterios diagnósticos que definan síntomas y signos específicos y que requiera un tratamiento específico. El teléfono móvil es un instrumento que permite realizar actividades muy diversas, desde la comunicación con seres queridos a la relación con personas distantes con las que podamos compartir intereses, pasando por las apuestas, juegos de diverso tipo en solitario, compartidos o en competición; el uso de la pornografía, la pretensión de estar informado o prevenido, la realización de negocios, el activismo social o político, la audición de música, el visionado de vídeos, el seguimiento de cursos virtuales o las compras en distintos comercios. Cualquiera de estas actividades es susceptible de un uso problemático y muchas de un comportamiento que podríamos calificar como ‘adictivo’. Y, desde luego, son actividades que pueden servir para sustituir otras que pudiéramos considerar más sanas o potencialmente ventajosas.
Hacer alguna de estas actividades a través del móvil puede reportar para algunos individuos alguna ventaja (la comodidad de no desplazarse, la posibilidad de evitar el contacto cara a cara, la posibilidad de mantener un anonimato…).Pero, en cualquier caso, si queremos entender el fenómeno tendríamos que preguntarnos qué es lo que supone esa actividad para ese individuo concreto. Tendríamos que personalizar. Tratar de englobar todos esos comportamientos de todas esas personas bajo una misma etiqueta solo puede alejarnos de encontrar una respuesta que pueda ser útil para cada una de ellas.

-¿Qué clase de terapias requiere este tipo de adición?
-Me parece que el intento de asignar tratamientos específicos para trastornos específicos previamente definidos ha constituido uno de los fracasos de la psiquiatría contemporánea. Sucede tanto con los tratamientos farmacológicos como con los tratamientos psicológicos. Si algo se ha vinculado a buenos resultados en psicoterapia ha sido precisamente la personalización. Eso nos lleva de nuevo a la idea de que lo que podamos hacer para ayudar a alguien que tiene un problema al respecto va a depender de cuál es el papel concreto que esa actividad concreta tiene para este individuo concreto y de cómo poder aunar esfuerzos para trabajar conjuntamente sobre ello.

-¿Cuáles son los sectores de población más sensibles? Se dice que los adolescentes son más vulnerables, pero lo cierto es que muchos adultos han hecho del móvil una extensión de sí mismos…
-Los adolescentes, sobre todo. Los que hoy son niños tienen, desde luego, una mayor capacidad que los adultos para aprender a hacer un uso bueno o malo de estas tecnologías. Y por eso tiene sentido intervenir con este sector de la población mediante la educación y mediante la reflexión colectiva sobre qué puede hacer preferible para un niño o un adolescente estar enganchado a una pantallita que interactuando directamente con otras personas o con uno mismo.
Desde luego, también hay muchos adultos y adultos mayores con comportamientos muy problemáticos a través del móvil…

-¿Cómo podemos detectar en nosotros mismos o en nuestros hijos ‘síntomas’ de una posible adicción, qué es lo que nos tiene que llamar la atención?
-En esto como en otras cosas lo determinante es un balance entre las ventajas que algo nos da y los inconvenientes que nos proporciona. Una buena pregunta sería: ¿qué es lo que la persona está dejando de hacer o está evitando al hacer esto? Si somos capaces de detectar que estos comportamientos nos están apartando de otras actividades gratificantes, útiles o necesarias, debemos preguntarnos qué es lo que nos lleva a evitar entregarnos a ellas.

-Ustedes están detectando casos de este tipo en las consultas, o tal vez aún la gente no es consciente de que puede existir un problema?
-En este momento no es usual que sea un motivo principal de consulta, aunque sí que hay personas que acuden con problemas con el móvil o Internet. Pero es muy frecuente que problemas en esta esfera aparezcan entre los que hacen que lo pasen mal personas con otros motivos de consulta, incluidos los pacientes con trastornos mentales graves.

Publicado en: Entrevista