‘A la gente que le guste la acción, la medicina intensiva es su especialidad’

Gabriel Heras, AlumniUAH, estudió medicina en la Universidad de Alcalá en el curso 1995-2001 y en 2014 creó el Proyecto HUCI, un plan de investigación multidisciplinar, nacional e internacional, que pretende humanizar los cuidados intensivos tanto desde el punto de vista de los pacientes, como de sus familiares y también de los profesionales que trabajan en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de los hospitales. ‘Saco la bandera de la Universidad de Alcalá por todos los lados porque fue una época muy buena y muchos de mis mejores amigos son de la Universidad’ afirma.

- ¿En qué consiste el proyecto HUCI?

Es un proyecto de investigación internacional para transformar la sanidad hacia un modelo centrado en la dignidad de las personas: los pacientes, las familias y los profesionales. Yo soy médico intensivista y todo el mundo conoce la UCI como el lugar más tecnológico del hospital, lo que puede hacer que muchas veces se pierda el foco de la atención, y entre tanta tecnología y aparatos, podemos olvidar que quien está tumbado en la cama es un paciente y quien viene a verle es una familia y además, como se ha puesto de manifiesto durante la pandemia, nadie cuida de los profesionales.

Este proyecto de investigación, que actualmente tiene más de 100.000 seguidores, se ha implementado en más de 25 países: en España, en Estados Unidos y en prácticamente toda América Latina y promueve la transformación de todas las Unidades de Cuidados Intensivos en las 8 líneas estratégicas del Proyecto que se crearon después de escuchar la opinión de más de 10.000 personas (pacientes, familias y profesionales) a los que les preguntamos algo muy sencillo: si tú pudieras definir cómo es la UCI ideal, ¿cómo sería? De ahí salieron las 8 líneas de actuación del Proyecto HUCI: que sea una UCI de puertas abiertas para que las familias puedan entrar sin restricción de horarios, que mejore la comunicación, que se asegure el bienestar del paciente, que haya presencia y participación de los familiares en los cuidados intensivos, que se cuide al profesional, que se prevenga, maneje y se haga un seguimiento del Síndrome post-cuidados intensivos, y que exista una infraestructura mucho más humanizada, como por ejemplo ventanas en las salas UCI, y se mejoren los cuidados al final de la vida. En eso estábamos y de repente ha llegado el coronavirus y todo se ha paralizado.

- Ahora con la pandemia, ¿cómo se pueden humanizar las Unidades de Cuidados Intensivos?

Aunque desde hace dos semanas soy jefe de servicio en el Hospital Santa Ana de Motril, trabajaba antes en el hospital de Torrejón y allí nos pusimos la norma de que nadie se iba a morir solo, así que desde el primer momento permitimos el acompañamiento familiar. Si se hacen las cosas basadas en la evidencia científica y los profesionales que estamos en contacto con los pacientes de coronavirus con los guantes, las mascarillas y los equipos de protección individual no nos infectábamos, por qué se iban a infectar ellos. Ni siquiera el coronavirus nos puede robar nuestra humanidad. Hay momentos en la vida de la gente, como es una despedida, que no podemos negar a nadie porque el impacto psicológico puede ser brutal y devastador. Durante la pandemia, la gestión ha estado más basada en el miedo que en la ciencia y ese ha sido el problema.

LIBRO EN PRIMERA LINEA
Portada del libro En primera línea del Alumni de la UAH Gabriel Heras

- En estos meses ha escrito un libro titulado En primera línea,  en el que relata la experiencia de estar luchando contra la pandemia trabajando en la UCI, ¿cómo lo ha vivido?

Yo fui uno de los más de 50.000 profesionales sanitarios infectados y cuando estaba de baja me llamaron de la editorial 'Península' para ver si podía relatar en una crónica mis vivencias. El libro es una reflexión sobre cómo tiene que mejorar el sistema sanitario hacia la humanización, algo que, gracias al coronavirus, se ha puesto encima de la mesa. El sistema sanitario tiene mucho margen de mejora, pero hace falta inversión. Además, en el libro cito a la Universidad de Alcalá puesto que es una reflexión de mi vida.

- ¿Cree que la pandemia frenará vuestro proyecto o cree que servirá para visibilizar la necesidad de humanizar la sanidad?

Creo que han pasado las dos cosas, de entrada hemos retrocedido 20 años, pero por otro lado nadie está contento con esta manera de trabajar. Vimos que la humanización era el camino y al final, el coronavirus, que era un gran deshumanizador, también ha sido la mejor herramienta de marketing para defender la humanización.

- ¿Qué consejos daría a los estudiantes que quieren ser médicos intensivistas?

Para mí la especialidad es la más bonita porque tienes una visión integral del paciente y es ideal si te gusta la fisiopatología ya que además tiene el punto fuerte de que puedes resolver de forma instantánea muchos problemas que en otras especialidades no es posible. Es el último eslabón asistencial y también la pandemia ha visibilizado mucho la labor de los intensivos. A la gente que le guste la acción, la medicina intensiva es su especialidad. 

Publicado en: Entrevista