Las abejas productoras de miel mueren masivamente. Una ex alumna de la UAH explica el problema



Cristina Botías
es ex alumna de la UAH. En esta Universidad, y de la mano de Luisa Díaz Aranda, experta en Entomología Forense, realizó un posgrado (antiguo DEA) centrado en el estudio de los insectos de interés forense presentes en zonas urbanas y peri-urbanas.

Tras la lectura de su tesis doctoral -que desarrolló en el Centro Apícola Regional de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y versó sobre las enfermedades de las abejas- consiguió un contrato como investigadora postdoctoral en la Universidad de Sussex, en Brighton (Reino Unido), donde ahora estudia los niveles de pesticidas a los que se encuentran expuestos los insectos polinizadores y las consecuencias que genera en su estado de salud y desarrollo la exposición a los

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mismos.

En esta entrevista Cristina aborda un asunto que está provocando un interés creciente en la comunidad científica: la muerte masiva de las abejas melíferas, es decir, productoras de miel, y los efectos que esto puede acarrear en la biodiversidad a medio plazo.

-¿La muerte masiva de abejas melíferas en todo el mundo se está convirtiendo en una ‘leyenda negra’ o es un fenómeno real del que deberíamos preocuparnos?
-Según datos recogidos en los últimos años por numerosos grupos de investigación, las pérdidas medias de colonias de abejas melíferas podrían acercarse a un 20-30% anual en las regiones del mundo que han sido estudiadas (principalmente del Hemisferio Norte), con una amplia diferencia entre países. Si esto continuase al mismo ritmo, dentro de aproximadamente una década podríamos habernos quedado sin abejas melíferas en estas regiones. Afortunadamente, este escenario catastrófico es improbable debido a que los apicultores utilizan métodos zootécnicos para paliar las pérdidas que sufren (multiplicando colonias, criando nuevas reinas, etc...), lo cual contrarresta el problema, pero también supone un importante gasto de medios y una merma en su producción.

-¿Qué está causando un índice mayor de morbilidad en las abejas melíferas? ¿Toda la culpa la tiene el cambio climático o hay otras causas?
-En la actualidad no hay existe un consenso sobre la existencia de una causa única que pueda explicar la creciente mortalidad de las abejas. Sí hay una tendencia generalizada en la comunidad científica que señala hacia una interacción entre múltiples factores. Las abejas melíferas, como todo ser vivo, se encuentran expuestas a diversos elementos de estrés que pueden afectar a su estado de salud (patógenos, pesticidas, cambio climático, pérdida de hábitat...). La implicación mayor o menor de cada uno de estos factores de estrés puede variar según la región del mundo a la que nos refiramos, debido a las particularidades ambientales y al manejo apícola de cada lugar. En el caso concreto de España, según los datos recogidos durante años por el Centro Apícola Regional de Castilla-La Mancha, de referencia nacional y mundial, la presencia de ciertos patógenos, como son el microsporidio Nosema ceranae ( microorganismos parásitos intracelulares de animales ) y el ácaro Varroa destructor, podría estar detrás de un gran porcentaje de las pérdidas sufridas en la cabaña apícola española. En el caso de otros países, estudios de monitorización de colonias de abejas han señalado en ciertos casos a los patógenos, y en otros casos, a factores diferentes.

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-¿Cuáles son las consecuencias, ya las estamos sufriendo?

- Las consecuencias son diferentes dependiendo de la región del mundo. En el caso de nuestro país, la industria apícola es muy importante. España es el país europeo con un mayor número de colmenas y mayor número de apicultores profesionales. Esto supone que el creciente colapso de colonias de abejas melíferas es un problema económico muy grave para todas las personas que se dedican a esta actividad o dependen de ella. En cuanto a las consecuencias ecológicas, evidentemente la disminución en las poblaciones de un polinizador tan importante como la abeja melífera es un problema, debido a que muchas plantas silvestres dependen de la intervención de este insecto para reproducirse. En este sentido, me gustaría destacar que existe una gran variedad de especies de abejas no domesticadas y otros insectos, como moscas y escarabajos, que tienen un papel tan importante como el de la abeja melífera en la polinización de plantas cultivadas y silvestres, y que también están sufriendo el impacto de agentes debilitantes que los seres humanos deberíamos intentar mitigar, ya está en nuestras manos controlar sus efectos.

-Siempre se alude a la famosa frase de Einstein (‘Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre solo le quedarían 4 años de vida’), que relaciona la pervivencia de las abejas con la del ser humano, ¿cuánto hay de verdad en esa frase?
- La abeja melífera no es el único animal polinizador, aunque sí uno de los más efectivos. Imagino que Einstein, si es que realmente enunció esta frase, se refería al importante papel ecológico de las abejas y a los beneficiosefectos de la polinización llevada a cabo por insectos. Ciertos estudios afirman que la mayor parte de la flora silvestre (hasta un 90%) depende de la polinización efectuada por animales para reproducirse. De este modo, la conservación de todos los seres vivos que necesitan esas plantas para su supervivencia también dependería indirectamente de los polinizadores, entre los que las abejas, tanto las domesticadas como las silvestres, tienen un papel destacado. Hay datos que sugieren que sin la polinización realizada por insectos la productividad de hasta un 75% de nuestras cosechas bajaría, y un reciente cálculo sobre el beneficio económico global de la polinización natural estima que unos 265.000 millones de euros procedentes de las cosechas dependen de este servicio prestado por los insectos.

-¿Qué se puede hacer para parar esta situación, para frenar la muerte de las abejas?
-Creo que lo primero sería continuar estudiando las causas de este fenómeno y, seguidamente, mitigar sus efectos con todos los medios disponibles. La concienciación y participación ciudadana son muy importantes, porque con pequeños gestos que están a nuestro alcance podemos mejorar la situación. Por ejemplo, plantando flores beneficiosas y atractivas para las abejas en nuestros jardines y facilitando espacios en los que los polinizadores silvestres puedan anidar. Del mismo modo, la actividad de movimientos sociales es crucial para conseguir que desde las instituciones oficiales se tomen las medidas necesarias. Considero también que son muy importantes la investigación y la educación, ya que necesitamos datos fiables y gente informada e interesada en lo que está pasando. Asimismo, los científicos deberíamos divulgar nuestros estudios y resultados de una manera más visible y asequible para los ciudadanos, y siempre que sea posible, deberíamos intentar hacerlos partícipes en el estudio y la conservación de este patrimonio natural que nos pertenece a todos.

Publicado en: Archivo antiguos alumnos