Rafael de Lorenzo, secretario general del Consejo General de la ONCE



Rafael de Lorenzo García
es secretario general del Consejo General de la ONCE y acaba de recibir la Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social. Se doctoró en la UAH en Derecho.

El currículum de Rafael de Lorenzo García es inagotable: por un lado, ha desarrollado distintas responsabilidades ejecutivas en la gestión de la ONCE –en su día, con 29 años, fue el vicepresidente más joven en la historia de la organización- y ahora ostenta el cargo de secretario general del Consejo General. Por otra parte, es una persona muy ligada a organizaciones relacionadas con el Tercer Sector, la economía social, las fundaciones, las ONG y, en general, las entidades dedicadas a personas con discapacidad, tanto en España como en el ámbito europeo e iberoamericano. De hecho, entre otros, ha colaborado y colabora en los órganos de gobierno del Foro Europeo de la Discapacidad, es miembro del Club de Roma y participa en la Confederación Iberoamericana de Fundaciones.

Rafael de Lorenzo García.

Además, está vinculado a la Universidad desde distintos ámbitos: como profesor asociado en la UNED y profesor de distintos máster hasta en 5 universidades. La UAH no ha sido una excepción, ya que durante una década participó en el máster en Dirección y Gestión de Servicios Sociales.

-¿Cómo recuerda su paso por la UAH?
-Yo hice Derecho en la Universidad Complutense y años después decidí hacer el Doctorado, abordando el tema del derecho de fundaciones. Me dirigió la tesis el catedrático de Derecho Administrativo, Muñoz Machado, una de las grandes autoridades en Derecho Público, que entonces estaba en la UAH. En aquellos momentos frecuenté mucho la Universidad y, sobre todo, me acuerdo del acto de investidura, que fue muy curioso, porque había una huelga de estudiantes y hasta pararon el acto del Paraninfo, que se llenó de silbatos y protestas. La tesis la publicó la editorial Marcial Pons y fue muy útil al año siguiente, se convirtió en una obra de referencia a la hora de elaborar la Ley de Fundanciones del año 1994.

-Acaban de concederle la Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social en reconocimiento a una amplia trayectoria de compromiso social en distintas entidades. En los tiempos que corren el compromiso social debe ser un arma siempre cargada y dispuesta para disparar...
-Bueno, me declaro pacifista, pero en el sentido metafórico hay que tener siempre un arsenal disponible y operativo para pensar en y actuar respecto de porque por desgracia las necesidades sociales siguen siendo enormes. Es cierto que el país mejora, la situación de los colectivos van mejorando poco a poco, pero queda tanto por hacer que todos los que estamos en esto somos pocos para conseguir que la vida de las personas en situación de marginación se desarrolle de una forma aceptable

-Tal vez la crisis esté abriendo brechas sociales que hasta ahora parecían cerradas...
-Yo creo que las brechas sociales nunca han estado cerradas, han estado maquilladas, dulcificadas, pero las necesidades son las mismas. Lo cierto es que ahora se ponen más de manifiesto y la política de recortes, de reducción del estado de bienestar y de ayudas sociales está haciendo la brecha más profunda.

-Háblenos de su cargo como secretario general del Consejo General de la ONCE y cuéntenos cómo ha sido su trayectoria profesional
-El Consejo General de la ONCE es la cúspide de la estructura de la organización y se elige cada 4 años. Por debajo de este consejo existen 2 ámbitos: la ONCE tradicional, dedicada a la venta del cupón y a los servicios sociales a las personas ciegas, y la Fundación de la ONCE, destinada a personas con otro tipo de discapacidad, como la accesibilidad, y a la creación de empleo.
Como secretario general del Consejo, entre mis funciones están las típicamente orgánicas y otras, como las negociaciones con el Gobierno... Es un trabajo bonito, intenso y satisfactorio porque te das cuenta de que haces cosas que favorecen a mucha gente y esa es la parte humana que más te queda.

-De todos modos, usted también tiene una larga trayectoria profesional relacionada con las entidades sociales
-Sí, desde que empecé en los movimientos estudiantiles en la década de 1970 he estado ligado a entidades sociales. He tenido 2 tipos de actividades complementarias: he desarrollado mi actividad profesional en la ONCE, ostentando distintas responsabilidades y, de hecho, fui el vicepresidente más joven de la organización con 29 años, y también he trabajado en otras organizaciones sociales de discapacidad, ONGes, fundaciones, economía social.... Y, además, de una forma u otra siempre he estado vinculado a la Universidad, de una forma u otra. Ahora soy profesor asociado en la UNED y participo en 5 universidades ofreciendo sesiones de máster sobre protección social, fundaciones....De hecho, hasta el año pasado también participaba con la UAH en un máster sobre seguridad social para funcionarios iberoamericanos.

-¿Qué mensaje ofrecería a los estudiantes de la UAH que tengan alguna discapacidad reconocida?. Muchos de ellos pasan por la institución sin contactar con los servicios destinados a discapacidad....
-Yo defiendo la cultura de la ONCE y es la que transmito: primero, no resignarse: uno no puede aceptar su discapacidad como una desgracia; en segundo lugar, hay que asumir la propia realidad y ser consciente de que se tienen limitaciones, pero también hay oportunidades, y ese es, precisamente, el tercer valor: el esfuerzo tendrá mucho más recorrido si el entorno es positivo, si es más accesible. Por tanto, no hay que resignarse, hay que saber que si hincas los codos, como decía mi padre, el esfuerzo dará frutos, y también hay que saber aprovechar los recursos que ofrece la Universidad, en este caso, y la sociedad en general. Hay gente que no se entera, que está un poco despistada y no pide información y hay otros que simplemente rechazan la ayuda para ellos, lo cual implica una cierta falta de reconocimiento, de no aceptación de la propia discapacidad. Y es que si uno aprovecha los recursos y los medios al alcance de los discapacitados, seguramente hará las mismas cosas, pero las hará con más facilidad, en menos tiempo y con menos sufrimiento. Por tanto, la gente tiene que sudar la camiseta, pero también aprovechar los esfuerzos institucionales, en este caso de la Universidad.

-Un consejo general para los estudiantes que piensan que el éxito profesional implica sólo beneficio propio...
-Ahora la gente está con mucha angustia, con una gran incertidumbre, con muchas necesidades, con muchas encrucijadas por delante y con un gran desconcierto, porque de pronto se ha roto esa cultura que ha primado durante años. La cultura de que todo vale, de que hay que tratar de conseguir el objetivo a cualquier precio, la cultura de que cuanto más dinero ganes más poder tienes... Es una cultura lamentable que se ha venido abajo, afortunadamente.
La gente tiene que tratar de tener la mejor formación posible para ser un buen profesional, lo que significa tener una vocación de ser útil, de servicio a los demás, porque cuanto mejor seas mejor vas a poder prestar ese servicio. Sin perjuicio de la ambición personal y económica, si ésta no va acompañada de valores, si uno no le da cierto sentido de trascendencia a lo que hace, porque detrás de lo que haces siempre hay personas, estamos perdidos. Creo que la escala de valores tiene que cambiar; esta forma de idolatrar el enriquecimiento a costa de lo que sea no tiene sentido. Hay que trabajar por los sueños y saber que tus sueños pueden ser útiles para otros...

 

Publicado en: Archivo antiguos alumnos