Pablo Martín-Aceña:“mirando al pasado, a la historia económica, se pueden extraer algunas lecciones


Pablo Martín-Aceña
será miembro del Comité Ejecutivo de la International Economic History Association (IEHA)
y, por tanto, representará a la comunidad de historiadores económicos españoles por un período de 3 años renovables.

En esta entrevista, Martín-Aceña habla de la IEHA y de los retos que tiene por delante como miembro de su comité ejecutivo.

-¿Qué es la IEHA, profesor?

Pablo Martín-Aceña.

-La IEHA es un foro internacional que reúne a historiadores económicos de casi 40 países. Entre sus cometidos se encuentra favorecer el contacto entre los profesionales dedicados a la historia económica y difundir y desarrollar esta disciplina.
Entre los próximos objetivos de la asociación está la organización del próximo congreso mundial, que se celebrará en Japón en el año 2015.

-Es un gran honor, imaginamos, que le hayan elegido para representar a España en esta institución
-La historia económica en nuestra universidad es muy potente. Somos pocos pero estamos presentes en todas partes. El catedrático Gabriel Tortella, ya jubilado, fue presidente en su día de la IEHA y miembro del comité ejecutivo, y yo lo soy ahora. Esto es muy significativo, porque nuestro trabajo es muy conocido en España y en el ámbito internacional. Ambos pusimos en marcha la revista Historia Económica, la primera revista científica en España que tuvo evaluadores externos, por ejemplo, y hemos ostentado cargos de representación en la asociación española.
Por tanto, creo que esta responsabilidad es una pequeña contribución también a la internacionalización de nuestra universidad.

-La historia de la economía es fundamental en un momento como éste
-Yo creo que en los momentos de crisis financiera casi todos nos preguntamos si es la primera vez que ocurre algo así y cómo se superaron anteriores crisis. Desde luego, hay un interés por echar la vista atrás, aunque a veces conocer el pasado no nos evita cometer errores en el futuro, porque nuestra memoria es frágil.
Hay una fuerte demanda de estudios sobre historia económica, principalmente los relacionados con las crisis financieras internacionales y también sobre pasadas crisis financieras españolas, sobre todo la ocurrida entre 1.977 y 1984, que fue dura y larga, como la actual, y tras la cual crecimos y progresamos.
Yo tuve un profesor muy apreciado, Luis Angel Rojo, que siempre decía que las crisis son recurrentes, nos suelen sorprender y de ellas, con esfuerzo, siempre se sale. Y no va a ser esta generación la que tenga tan mala suerte de no salir de ésta, aunque es importante conocer las causas y sus consecuencias. En historia hemos aprendido que las causas puede que sean diferentes, pero las consecuencias son siempre las mismas: caída de la renta, desempleo, aumento de déficit público... y hasta que esto no se corrige no se soluciona la crisis. En este momento nuestro principal escollo es el endeudamiento; la sociedad española está muy endeudada y desendeudarse llevará mucho tiempo.
Tolstoi, en el inicio de Ana Karenina dice: ‘todas las familias felices son iguales; todas las familias infelices también son iguales, pero cada una a su manera’. Con la economía pasa un poco lo mismo. Los momentos felices siempre son buenos, los malos también son siempre malos, pero cada uno a su manera.

-Estamos en el triste quinquenio de la crisis, profesor, ¿cuánto nos queda?
-En España la crisis empezó un poco más tarde y está durando más que en otros países y está siendo más dura en términos comparativos, porque el descenso de empleo es el más importante de la UE y la caída de la renta también es muy importante... Yo creo que aún no hemos tocado fondo; lo haremos cuando el nivel de endeudamiento empiece a descender. Entonces podremos decir que se ha tocado fondo y, también, cuando en un trimestre o dos seguidos no se destruya empleo. Eso cambiará las expectativas y nos hará menos pesimistas. Próximamente, la profesora de la UAH Elena Martínez Ruiz y yo vamos a publicar un libro sobre las crisis financieras en España, ‘150 años de crisis financieras en España’ y creemos que va a ser oportuno porque nos vamos a dar cuenta de que situaciones de este tipo no son nuevas.

-El euro y la globalización son, tal vez, dos de las ‘maneras’ distintas con las que esta crisis está atacando...
-Esta crisis tiene cosas similares y distintas, para bien y para mal, respecto a crisis precedentes. Vivimos en un mundo muy globalizado y la economía española es abierta, está integrada. Sería raro que la lluvia no nos afectara, como sí ocurrió en el 29, cuando en España la crisis fue muy suave, porque nuestra economía estaba relativamente aislada y los políticos tenían una mayor capacidad de acción, para acertar y equivocarse.
Ahora hay tal grado de cesión de soberanía que nuestro margen de maniobra es muy poco, pero la alternativa a esta integración y cesión de poder era estar fuera del euro, y el euro nos ha beneficiado mucho; ahora hay que estar a las duras, como estuvimos a las maduras.

-Usted, como historiador, ¿cómo ve el futuro?
-El futuro lo veo diferente. Todas las crisis estructurales dan lugar a un mundo distinto. Ni mejor, ni peor, pero las crisis cambian nuestras perspectivas, la manera en que los economistas analizan el mundo... Ahora, por ejemplo, la mayoría de nosotros piensa que los mercados financieros deben estar supervisados, regulados y también hay un consenso generalizado en el sentido de que el Estado tiene que tener un papel económico fundamental a desempeñar en el sector de los servicios públicos, como la educación, la sanidad o la defensa.

-También se está hablando mucho de que la hegemonía de Europa en el mundo está en riesgo
-Yo creo que eso va a ocurrir. El proceso de globalización va a provocar el fin de una larga hegemonía europea. Hay que remontarse a la Edad Media para no ver a Europa en la primera línea. Creo que el eurocentrismo, la hegemonía, tiene que compartirse con otras regiones del mundo que están emergiendo, como Asia o América Latina, y Europa tendrá un lugar distinto.