‘El hábito de la lectura es clave para que los alumnos aprendan a expresar bien sus ideas y sentimientos’, dice una investigadora de la UAH

Las conclusiones de la tesis doctoral de Ángela Polo, titulada ‘La enseñanza/aprendizaje del léxico estructurado en contextos bilingües’, nos vuelven a recordar lo importante que es fomentar la lectura entre los más jóvenes. En ellas se pone de manifiesto que, si los niños aprenden y utilizan un vocabulario amplio, este les va a servir a lo largo de toda su vida tanto en el ámbito personal como el profesional, pero ya desde muy jóvenes les va a ser de vital ayuda para expresar sus ideas y, en particular, sus sentimientos. Esto será de gran importancia ante las dificultades, especialmente, en el caso más preocupante de hoy en día, el acoso escolar. Los niños y niñas necesitan estas herramientas léxicas (términos emocionales) para poder explicar a los adultos qué situaciones han vivido y cómo se sienten.

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 Ángela Polo.

‘El léxico es vital para la formación de los alumnos. Somos capaces de expresar aquello que sentimos si tenemos las herramientas adecuadas para ello: las palabras exactas’, explica Ángela, que es maestra de Primaria y profesora en el departamento de Filología Moderna de la UAH. Con esa idea en mente, preparó su tesis doctoral, que es fruto de 5 años de trabajo en colegios pertenecientes a zonas muy diferentes de Alcalá. Con más de 9.000 actividades de corte comunicativo (entre las que abundaban las redacciones) en las que los alumnos tenían que contar anécdotas y vivencias cotidianas dentro de sus diferentes ámbitos sociales. De esa manera, pudo constatar lo escaso y pobre que es el vocabulario de buena parte de estos alumnos, algo que también se detecta en los adultos.

‘Observo, por mi bagaje y experiencia en la enseñanza de idiomas y lengua castellana, que los alumnos cada vez tienen menos recursos lingüísticos y se expresan con más limitaciones, les faltan palabras para expresarse con más acierto...’, dice Ángela. Por eso, una de las principales intenciones de su trabajo de investigación fue analizar la expresión oral de los niños que estaban en su última etapa de primaria y diseñar actividades encaminadas a que estos conocieran más términos para mejorar su expresión, tanto en la lengua materna como en inglés, ya que ‘al aumentar el caudal de su lengua materna, evidentemente iban a tener más facilidad para aumentarlo también en inglés’.

‘Los sentimientos y los estados de ánimo los reconocen, pero a veces no saben expresarlos’, explica la profesora. Sin embargo, si contribuimos en el desarrollo de un léxico más rico que haga que adquieran más confianza a la hora de utilizarlo, expresarán más adecuadamente cómo se sienten sus sentimientos y por consiguiente se harán entender mejor con el fin de ayudarles desde nuestra posición de adultos. ‘Expresar sus sentimientos, sus estados emocionales, cómo nos lo dicen y qué les ocurre en todo momento es el principal interés de cualquier adulto. Es vital llegar a entenderlos adecuadamente para erradicar esta lastra social que está invadiendo nuestras aulas. Estrechar lazos de confianza y diálogo es el primer paso para ofrecer nuestra ayuda. La dimensión de la realidad de ese menor que posee una expresión rica con un vocabulario amplio no es la misma que la del niño parco en palabras que se queda bloqueado emocionalmente no solo porque está sufriendo, sino porque no sabe expresarlo..’.

Los resultados de la investigación revelan que, independientemente de la zona de Alcalá en la que estuvieran situados los colegios, existe un factor muy importante que marca la diferencia de resultados entre unos alumnos y otros: las horas de lectura. Los alumnos que tienen por costumbre leer en casa, estimulados por sus padres, demostraban un dominio léxico mayor y más variado que se reflejaba en sus formas de expresión. ‘Hay que establecer un hábito de lectura diaria en casa’, apunta, pero existe también otro factor importante: la motivación del alumno, donde la figura del maestro como la del profesor desempeña un importante papel. ‘La enseñanza tiene que tener un contexto motivador y significativo para el alumno. Para que exista aprendizaje de verdad, debemos crear un clima adecuado de flexibilidad, cariño y distensión. De lo contrario, el niño se nos bloquea, y un niño bloqueado no aprende’. En esta motivación también entran en juego las familias. ‘Si en casa no ve un buen modelo a seguir, difícilmente se va a motivar... Los dos pilares, básicos para su crecimiento, tanto cognitivo como emocional, son la escuela y la familia, que serán quienes lo impulsen para hacer de él o ella la persona que desee ser’.

Respecto a la enseñanza de la lengua inglesa en los colegios bilingües, señala que las carencias de léxico o las lagunas en la lengua materna que se detectan entre los escolares, no se debe a la interferencia del inglés, sino a la insuficiente insistencia del buen uso que se hace del castellano. En un colegio bilingüe, la enseñanza del inglés se debe coordinar con la enseñanza del castellano. ‘Nos deberíamos apoyar en el conocimiento que el niño tiene de su realidad expresada en su lengua materna. Una base sólida de vocabulario en su idioma materno es determinante para poder afianzar y reforzar su base en inglés, por tanto, un dominio de su lengua materna insuficiente o mediocre, repercute negativamente en el dominio del inglés. Un apunte importante cuando me refiero a ‘dominio’, ya que es la expresión de un idioma, es decir, el resultado de la enseñanza’.

La metodología empleada en el aula ha sido una metodología basada en el esfuerzo común del grupo: el trabajo colaborativo y la escucha activa. Ha sido una enseñanza basada en la práctica continua por parte de los alumnos. Hablaban, escuchaban, leían y escribían, sí, escribían y mucho. ‘Una de las claves ha sido escribir mucho’ - insiste Ángela -, ‘ya que cuando escriben, tienen más tiempo para pensar y buscar las palabras exactas, y además se sinceran más...’. La otra clave es ‘tratar, por todos los medios, de inyectarles la curiosidad por saber’, puesto que ‘la motivación y el hecho de despertarles la curiosidad por aprender y querer expresarse mejor, les ha influido positivamente para crear ese buen clima de entendimiento y fluir...’

Además, defiende que el maestro o profesor tiene que ser cercano y cariñoso con los niños. Se les debe tratar de manera individual, escuchándoles y prestándoles la atención que merecen, aunque lamenta que ‘desgraciadamente, no podemos dedicarles el tiempo que nos gustaría debido a que cada vez tenemos más obligaciones que atender dentro de nuestra jornada laboral’.

Después de muchos años de experiencia en las aulas y la lectura de su tesis, Ángela concluye que ‘a la enseñanza aún le queda mucho camino por recorrer, sobre todo en el de mejorar nuestro español como lengua materna’. Esta profesora, a la que siempre le ha interesado mucho el bilingüismo, las metodologías y la innovación educativa, tiene claro que, desde el área de Lengua Castellana, el primer compromiso que deben adoptar los profesores, es el de mejorar las competencias lingüísticas de los alumnos. ‘Sinceramente pienso que en esto estamos fallando todos: no se lee y no se escribe lo suficiente’.

Publicado en: Actualidad